viernes, 15 de noviembre de 2013
Las ganas
Quiero satisfacer esos antojos de ti que me entran a veces y que, además de inesperados, son incontrolables. Y quiero que me desees, y cumplir tus deseos. Quiero una relación de apetito, que consiste en vernos y amarnos solo cuando nos apetezca, y no de complicarnos, ni poseernos, ni comprometernos... Quiero libertad, y también libertad de expresión para poder decirte que no cuando tú digas que sí. Quiero que te vayas y que vuelvas de forma tan irregular como mis ganas de querer hacer tantas cosas contigo. Quiero que de vez en cuando se te olvide, igual que a mí, esa tercera persona por la que intentas reemplazarme. Y que en ese momento marques mi número. Quiero que no te preocupes por mí, solo por complacerme. Si supieras las ganas que te tengo, volverías y te arrepentirías de haber desaparecido poniendo como excusa la súbita intromisión de esa tercera persona por la que ahora trasnochas. Te aseguro que las ganas se pueden ir y pueden volver. De hecho ya no me apeteces. No me apeteces nada. Se me han quitado los quereres, los caprichos, los antojos, las ganas que tú describías como irrecuperables.
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