martes, 13 de agosto de 2013

Adiós por segunda vez

¿Cómo cojones dejo de imaginarte saliendo de la ducha con el pelo mojado y con una sola toalla cubriendo tu cuerpo? Ayúdame porque no tengo ni idea de por dónde empezar. Ya hace dos meses que me abandonaste y sigo sin asimilarlo. Supongo que es normal, ¿no? Cuando miras un puzle y ves que falta una pieza, se nota su ausencia. Cada noche confundo a la soledad contigo y me peleo con ella porque se empeña en acaparar la sábana y dejarme descubierto y pasando frío. ¿No podrías volver y permitir que te dé un beso más? No quiero explicaciones de por qué te fuiste, no me interesan. Solo quiero que vengas, toques a la puerta de mi casa, me beses y acabemos en mi cama siendo conscientes de que esa será nuestra última muestra de amor. He estado pensando y planeando un robo. Sí. Tengo derecho. Tú me robaste el corazón y yo solo quiero robar un par de cosas de tu habitación y traerlas a mi casa para que me llames y me preguntes si te las dejaste aquí. Para que me llames. Para escucharte una vez más. Para saber de ti y para no tener que imaginarme tu voz. Para que vengas a recogerlas y yo pueda verte. Que no puedes irte, y menos sin más. Que yo te necesito pululando por mi pasillo. Que se me hacen infelices las mañanas si no te enfadas porque te despierto con cosquillas en la barriga...

No hay comentarios:

Publicar un comentario

No es necesario decir todo lo que se piensa, lo que si es necesario es pensar todo lo que se dice.